02 noviembre 2005

Anclado en los recuerdos



Siempre he dicho que los recuerdos ejercen una función bastante importante en nuestro desarrollo. Son experiencias y, como tal, sirven para formar nuestro carácter y a la vez ejercen como referentes ante situaciones similares. No obstante, es cierto que los recuerdos nos provocan, en su gran mayoría, una cierta dosis de tristeza; ya sean recuerdos en sí mismos malos o tristes, o ya sean recuerdos de momentos bonitos. Son estos últimos los peores, al menos para mí, porque recordar momentos en los que he sido feliz por determinadas circunstancias, compartidos o no con otras personas, me entristece, los añoro, los echo de menos. Independientemente de que en el presente también esté en un buen momento, pero es lo que pasa, que para ser un recuerdo ha de pertenecer al pasado, y quizás el presente no lo apreciamos hasta que no forma parte del pasado..

1 Comments:

At 5:29 p. m., Blogger Elena R said...

Son los riesgos que tiene que correr un melancólico, como tú, como yo... Somos dos personas a las que nos gusta mucho recordar el pasado, o más que gustarnos puede ser el hecho de que un pequeño detalle como una canción, una película, una fotografía, un pequeño detalle, un objeto significante nos lleva facilmente a recordar momentos pasados. Y es cierto que cuanto mejor es el recuerdo más fácilmente brotan las lágrimas,pero al final esas lágrimas siempre van a morir a la comisura de los labios allá donde se alarga una enorme sonrisa producida por la satisfacción de saber que por lo menos hubo un día en el que fuimos felices.

 

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