Parece que la cosa marcha.
Por fin me he puesto, más o menos, al día con alemán. Trabajo prácticamente terminado, a falta de un último repaso conjunto. Libro de lectura leído (ahora me falta hacer el examen). Libreta puesta al día.
Y en el despacho lo mismo. Fluidez con todos los expedientes.
Esta mañana visita al Centro Penitenciario de Villena. Las cárceles, como muchas cosas en esta vida, son ya de por sí lugares oscuros y tristes. En especial el de Alicante, Fontcalent. Esas paredes de ladrillo rojo no trasmiten más que una sensación de soledad y tristeza. Los funcionarios allí, en los centros penitenciarios en general, son como una especie de robots. Todos serios. No trasmiten absolutamente nada. Bromeas con ellos y no reaccionan. La cárcel de Villena es distinta a la de Alicante. Al menos en el color. Ésta es blanca y gris, mucho más luminosa. Eso sí, está exquisitamente rodeada de... NADA. Todo es campo a través. Ni un solo árbol. Ni un mísero matojo. Nada. Y si hablamos de la "acogedora" cafetería que hay.. (¿he dicho alguna vez que odio los cafés con leche en vaso de cristal?). Por haber hay hasta una guardería. Otra diferencia: en Villena no existen las caravanas cutres para el "vis a vis". Tiene que ser interesante ver el balanceo de las caravanas.. Pero para mí, lo peor de todo es ese alambre de espino que hay coronando cada alambrada y cada pared. No me gusta lo más mínimo.
Espero no tener que volver pronto..
